Gracias a la intervención de sus amigos de la favela, Joao y sus compañeros de otras naciones lograron completar dos equipos medianamente decentes para iniciar un juego.
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Brasil 2014 |
El balón de Fritz era nuevo y ni Joao ni sus amigos de la favela habían nunca jugado con un balón de marca. Pése a que sus sandalias y tenis estaban gastados los niños no se limitaron a la hora de jugar.
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Buen juego amigo |
Jardilino se caía muchas veces y Claudio realmente apestaba como arquero.
En un momento Bradley se encontró confundido y metió un autogol y Juan se la paso gritando cosas incomprensibles en español, cosas que sólo Claudio y Sebas respondían entre gritos y gruñidos.
En ese instante Joao silbo fuertemente, un talento oculto y una de las grandes enseñanzas su primo que era un gran fanático del Corinthians.
-Oy! Oy!- gritó Joao
Thiago, Toñiño y Jardilino voltearon a mirarlo algo sorprendidos por parar el juego.
-Thiago, Jardilino, Toñiño, Diogo, Brad!- llamó Joao señalando un lado del terreno
-Claudio, Juan, Sebas, Fritz, eu com você- dijo señalando el otro terreno
Los equipos se reagruparon y organizaron sus posiciones de juego.
Cuando Bradley tomó una posición de defensa Joao lo envío a la parte delantera (lo había observado lo suficiente para saber que ese era realmente su talento), Toñiño, Jardilino y Thiago se ubicaron como defensas y arquero respectivamente, mientras que Diogo aún analizaba si acompañaría a Brad en la delantera o a Toñiño como defensa.
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juego en favela |
Joao se fue riendo mientras Juan le gritaba reclamos por el cambio de posición, realmente no se daba cuenta que les hacía un favor poniendo a Claudio fuera del arco.
Y así inició el partido.
Joao y Fritz se pasaban el balón como si se entendieran, y los ataques de Bradley eran excelentes, y al final quien diría que Claudio era un mejor defensa que arquero, de la escuadra brasileña se destacaban los saques de Diogo y los pases entre Toñiño y Thiago.
Los rugidos del primer partido que se jugaba en el campeonato profesional, se escuchaban desde el estadio. Pero, ni eso, ni la sed, ni el hambre, ni nada detenía el juego que estos niños habían iniciado.
Sólo los detuvo la súbita aparición de un adulto hasta casi el crepúsculo, cuando el padre de Fritz (quien desde la tienda vio como su hijo socializó con los niños e inició un juego) le llamó por su nombre.
COPYRIGHT © NATALIA FERNÁNDEZ / Foto Por Cortesía: Fotolia
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